y lo que decía "ayer" sobre "manaña" se ha convertido en casi 2 semanas. Tal y como me comprometí me gustaría hablar, aunque fuera brevemente, de los vinos sin alma. Y no me refiero tanto a los humildes vinos industriales, que bastante tienen con dar placer a precios moderados, sino de una parte preocupantemente creciente de los vinos de "alta extorsión" que han entrado en una preocupante dinámica globalizada.
Son vinos densos, a veces fofos, del estilo bomba frutal, "chocolateros" (sobre todo olfativamente), que salen al mercado cuando aún no se pueden beber y que en no pocas ocasiones mueren tan tánicos como nacieron. Con robles nuevos supertostados, a veces 200% de roble nuevo, alta concentración y madurez extrema, sólo unos pocos elaboradores y contando con un terroir muy especial son capaces de dotar a sus criaturas de equilibrio.
En estos últimos días, tomando algún que otro Rioja clásico, recordé los valores tradicionales de estos vinos hechos para durar -tampoco todos, no nos equivoquemos-, humildes frente a la comida (y no como los prepotentes vinos modernos) y delicados en la cata.
En fin, reflexiones de alguien que va dando tumbos en esto del vino -y no por el exceso de alcohol- sino por el hecho de adquirir conciencia de su propia ignorancia.
Me despido hasta no se cuando.....
viernes, abril 27, 2007
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